Como
todos los hombres de la Biblioteca, he viajado en mi juventud; he peregrinado
en busca de un libro, acaso del catálogo de catálogos; como todos los
hombres, he conocido a otras gentes y otros lugares; y he podido reír, llorar,
gozar, lamentarme, disfrutar, luchar o
rendirme, como todos los hombres de esta gran Biblioteca que es el mundo.
Como
todos los hombres de la Biblioteca yo también dije, con falsa vanidad, yo nunca
tendré un móvil, no me compraré un ebook porque adoro el olor del libro, no
entraré en las redes sociales porque prefiero los cafés y las tardes o los
bares y la noche, no viajaré en google+, ni tendré facebook; ni nada parecido.
La semana pasada abrí lo penúltimo (lo último aún está por llegar y lo desconozco) que me quedaba: una cuenta twitter. Alguien me dijo: “no puede ser que el tipo que lleva la intranet, internet, el periódico y los boletines no tenga ni facebook, ni twitter, ni esté en google+..."
Yo, que siempre ando
portando una cierta y falsa humildad, a partes iguales como todos, pero que no
me falta la pizca de interés que me hace mover los músculos cada mañana, me
dije: si algún día quiero llevar todas esas cosas, tendré que saber de qué van
esas palabras anglófilas que me acaba de recetar mi compañero. Así que ahora
tengo todo aquello que un día dije que no tendría. Suele ocurrir. No hay más
que mirar hacia atrás. No es fácil escapar.
Después
de estas excusas no pedidas (accusatio manifesta), como dije, la semana pasada,
abrí una cuenta twitter y me dio por buscar a tipos raros, de esos que
frecuentan los cafés y demás saraos donde se junta gente en el apaño del mal
vivir. Ahora sigo los twitter de gente como Muñoz Molina que ayer me llevó a la
sagrada Vetusta (a esa heroica ciudad que dormía la siesta; gracias, don
Antonio), Lorenzo Silva (que anda defendiendo a tirios y a troyanos con, o sin,
el guardia Bevilacqua; gracias, don Lorenzo), o a Pérez Reverte (que desde el
café de la Lola se defiende o ataca descabezando a mandobles a todo quisque que
se le pone por delante; una exageración don Arturo).
Y
ayer cacé el twitter de Eduardo Galeano, el hombre, que lo llamé un día, sin
distancias, y leí un twitt suyo. ¿Se dice twitt o twett?; bueno, hasta los
agentes de bolsa se equivocan, con el dinero de otros, por supuesto).
Y Eduardo
Galeano con sus palabras me condujo a otro libro, como hacen los grandes que
terminan enlazando sueños y realidades y acabas como siempre en el mismísimo
Homero.
Escribe
en su twitt (¿se dice twitt?) Eduardo Galeano:
En
el siglo XX la mitad del mundo sacrificó la justicia en nombre de la libertad y
la otra mitad sacrificó la libertad en nombre de la justicia.
No conozco
una frase más corta que resuma la historia del siglo XX de una manera más
exacta.
Hace
poco estuve en Berlín, paisaje que sufrió en carne propia ese siglo devastador
desde el año 1 hasta el año 89 del siglo XX y que resume Galeano con la palabra
sacrificio.
El
twitt (¿se dice twitt?) de Galeano, inmediatamente, lo asocié a la búsqueda de
la utopía y la utopía me llevó sin querer hasta Un mundo Feliz de Aldous
Huxley y a la cita inicial, de Nikolái Berdiáyev, que prologa su libro (la
escribo en francés porque aparece en francés en el ejemplar que tengo):
Les utopies apparaissent comme bien plus rélisables quón le croyait autrefois. Et nous nous trouvons actuellement devant una question bien autrement angoissante: Comment éviter leur réalisation définitive...? Les utopies sont réalisables. La vie march vers les utopies. Et peut-être un siécle nouveau commence-t-il, un siécle oú les intellectuels et la classe cultivée reveront aux moyens déviter les utopies et de retourner á une société non utopique, moins "parfaite" et plus libre.
Las utopías parecen más realizables ahora de lo que se creía antes. Y nos encontramos actualmente, de cualquier forma, ante una cuestión bien angustiosa: ¿Cómo evitar su realización definitiva? Las utopías son realizables. La vida marcha hacia las utopías. Y tal vez un nuevo siglo las comience, un siglo donde los intelectuales y la clase cultivada alienten al resto a que eviten las utopías y vuelvan a una sociedad no utópica, menos "perfecta" y más libre.
Eso pone en la primera página del libro de Aldous Huxley, Un Mundo Feliz. Ni que decir tiene que nadie hizo caso a las palabras de Berdiáyev escritas a principios del siglo XX y las utopías llenaron de cadáveres todas las cunetas del mundo y la búsqueda de la libertad las llenaron de hambrientos. Galeano, en un twitt, continuación del anterior, escribe con agudeza:
Y en el siglo XXI sacrificamos las
dos (justicia y libertad) en nombre de la “globalización”.
Yo
que he vuelto a hojear Un mundo Feliz después de tantos años (Galeano,
tuya es la culpa), creo que hay otro peligro ya descrito a mitad del siglo
pasado por Huxley: la ciencia, que siempre va por delante de la moral y
la filosofía (¡Ay, la filosofía!, que ya no se estudia):
Les
enseñó el sencillo mecanismo por medio del cual, durante los dos últimos metros
de cada ocho, todos los embriones eran sacudidos simultáneamente para que se acostumbraran
al movimiento. Aludió a la gravedad del llamado “trauma de la decantación” y
enumeró las precauciones tomadas para reducir al mínimo, mediante el adecuado
entrenamiento del embrión envasado, tan peligroso shock. Les habló de las
pruebas de sexo llevadas a cabo en los alrededores del metro 200. Explicó el
sistema de etiquetaje: una “T” para los varones, un círculo para las hembras y
un signo de interrogación negro sobre fondo blanco para los hermafroditas.
Miedo
da el futuro…, miedo da perder la libertad sacrificada en nombre de la justicia
y miedo da perder la justicia sacrificada en nombre de la libertad. Sólo nos
cabe luchar, aunque no es fácil una vez que estás en el combate saber cuál es
tu bando, porque los dos llevan en este siglo XXI uniformes muy parecidos. Y si
a eso añadimos la ciencia, el progreso y la globalización….
Señor
Huxley, le debo el hablar un poco más de su libro en otra entrada. Me he ido por
caminos no esperados pensando en Galeano y en usted. Reciban los dos un cordial
y afectuoso saludo.
Las fotos son de Berlín. La primera, de trozos del muro de la vergüenza; la segunda, de cruces en recuerdo de los caídos que intentaban saltarlo buscando aires de libertad y la tercera es un monumento en memoria de los homosexuales perseguidos y asesinados por los nazis.
Uno de los caminos para llegar a la libertad es la memoria.
Gracias, Norberto, una vez más. Y, sí, "uno de los caminos para llegar a la libertad es la memoria".
ResponderEliminarEsther, gracias por tu comentario, intento escribir sobre los libros que he leído con más o menos fortuna.
EliminarCreo que la libertad es un bien que crece con la capacidad de pensar que aumenta nuestras posibilidades de decisión. Y los libros ayudan mucho. Afortunadamente es un bien que no puede comprarse con dinero; al menos eso espero yo. (Aunque los hermanos trinitarios compraran la libertad de don Miguel de Cervantes por 500 escudos )
Sí, la histórica.
ResponderEliminarSiempre he creído que la memoria más fiable es la individual, la que cada uno de nosotros acarreamos sobre nuestras espaldas. Y pienso que también todo dolor es individual, que no hay dolores colectivos y que tampoco hay culpas colectivas porque ése es el motivo de que la Historia se repita tanto.
EliminarEl concepto mismo de libertad es una utopía. Ha existido realmente la libertad de las personas?. Todo esto me lleva a las teorías del mito buen salvaje de Rousseau. Quizá el hombre fue libre en ese primitivo estado.
ResponderEliminarShakespeare en su Hamlet se pregunta si no somos algo más que meras bestias atadas a nuestros estómagos. Lo mismo se pregunta Ciceron, en su Proceso contra berres, creo.
EliminarEl ser humano parece que es algo más que eso.
Yo creo que hemos ido ganando libertad desde nuestro primitivo estado hasta nuestros días; aunque no creo que nunca podamos olvidarnos de que somos carne y tenemos muchas servidumbres.
Gracias por hacerme pensar. Lo de menos es quién tenga razón.
Maravillosa entrada, el uso de los medios de los que disponemos, si los usamos bien, nos llevaran siempre a recorrer nuevos caminos de aprendizaje. Personalmente, comparto con vos el tránsito por los libros, de los cuales tengo tantos, que muchas veces pienso ¿que voy a hacer con ellos? Por eso me fascinan las nuevas posibilidades que la tecnología nos brinda, fijate cuanto te aporto a vos y cuanto nos aportarte a nosotros. Por cierto, si no me equivoco es twett. Una inmensa felicitación, un gran saludo y si no me equivoco estamos conectados por twitter...
ResponderEliminarMirta, ayer estuve escuchando a Roberto Piglia hablando sobre Borges. Qué suerte tiene buenos Aires.
EliminarCierto, ya estamos conectados por Twitter y sigo aprendiendo con todos vosotros. Suerte de la técnica y los nuevos avances. (siempre con matices. Que charlar con un mate en La Fragata siempre me gustará más que twittear)
Está claro que no existen los mundos perfectos. El exceso de justicia posiblemente ahogue la libertad, y el exceso de libertad termina acabando con la justicia. Por eso, creo que van a tener razón todas las religiones, que lo que predican es la bondad, que es la única cosa cuyo exceso no daña sino que alimenta..
ResponderEliminar