domingo, 17 de diciembre de 2017

FLORES PARA HITLER, UN POEMA PARA GOEBBELS Y VERSOS DE LEONARD COHEN

Uno de ellos rompe su poema de amor cerca del muelle donde gente rubia carga chatarra en oxidados submarinos. El otro, en las calles de Viena vende sus dibujos; sobre todo, de edificios, casas y lugares públicos; mientras una negra con gran apetito le ayuda a pensar que él no era blanco; perdido en una oscuridad, el líder comenzó un discurso racial.

El primero, con una cojera más que aparente que lo declaró no apto para su ingreso en el ejército alemán, ha estudiado filología clásica y no deja de escribir poemas cada noche. Se sentó sobre un poco de sal derramada y se preguntó si volvería a encontrar alguna vez las cicatrices de las farolas, úlceras de verja de hierro forjado. Ya terminó su doctorado en Heildelberg sobre el dramaturgo romántico Wilhelm von Schütz, dirigida por un profesor judío, Max Freiherr von Waldberg. Ninguna de sus obras vivirá ni una voluta de éxito.

El segundo, al que le apuntan una impotencia devenida durante la primera gran guerra y una desaforada afición a la pintura, ha dibujado cientos de cuadros y malvive como puede por las calles de Viena, vendiéndolos. Cuadros de SS despiertan en nuestras mentes donde comenzaron antes de que les canjeáramos a aquel reino factual y vacío que nosotros poblamos con las sombras que agitan nuestra paz interior. Ha intentado por dos veces ingresar en la Academia de Bellas Artes. Lo rechaza un profesor judío. No ha conseguido con sus dibujos ni una voluta de éxito.

Ni el primero logra ser escritor, ni el segundo dedicarse a la pintura. Han decidido organizar un partido político en Alemania. El segundo se hará con el timón del partido, pues son mayores sus inquinas; mientras que el primero se dedicará a la propaganda por su sólida formación en letras. Pero, claro, a nadie con dos dedos de frente se le ocurriría votar en un país tan civilizado como Alemania a dos fracasados artistas, llenos de rencor  y con una desafortunada y velada preparación para la poesía romántica y la pintura geométrica. Podemos estar tranquilos.

Pasa el tiempo y setenta años después un poeta canadiense sueña, como en una pesadilla, que durante las elecciones de 1933 en Alemania, ese pintor de poco valor, inepto para el arte del dibujo, ha ganado las elecciones y es nombrado canciller en Alemania; y que el escritor y poeta frustrado se ha convertido en ministro para la Ilustración Pública y Propaganda. Hay que ver cómo sueñan los poetas: No importa. Aparecen como amapolas junto a las tumbas y las bibliotecas del mundo real. El vasto designio del líder, la inclinación de su barbilla parecen excesivamente familiares para las mentes tranquilas.

Menos mal que los sueños de los poetas nunca se cumplen y Europa vivió en paz el pasado siglo XX; porque claro, a nadie con dos dedos de frente se le ocurriría votar en un país tan civilizado como Alemania a dos fracasados artistas, llenos de rencor y con una desafortunada y velada preparación para la poesía romántica y la pintura geométrica. Podemos estar tranquilos.













jueves, 7 de diciembre de 2017

LA FLOR DEL CIRUELO, LI QINGZHAO


Los libros, mágicamente a veces, llegan de ninguna parte; desde esa lejana ninguna parte que jamás soñamos visitar. En un paquete de color verde acabo de recibir noticias desde Li Cheng en la provincia de Shandong; como en un sueño mi alma regresa al paraíso, allí la dulce voz del cielo me pregunta adónde me dirijo.

Si hay alguna poesía capaz de parar el tiempo en un instante, esa es la poesía china, los versos son como reflejos de la luna captados por el soplo de un relámpago, y la veo tras las cortinas que el viento del Oeste ondea; ella aparece tan grácil como un crisantemo.

Li Qingzhao, pequeña flor mojada de rocío, rojo sobre los labios, me acaba de escribir desde la barrera del Este una carta dentro de un sobre color diamante. Me envía un libro de poemas forrado en rosa con palabras de papel y tinta de mermelada y mora.

Me escribe y me cuenta que va huyendo de los bárbaros Jurchen que le pisan los talones; que arrastra como puede quince carros que ha logrado salvar de la barbarie, repletos de libros, caligrafías y pequeñas estatuas de bronce y mármol: raras son las flores y escasos sus perfumes. ¡Es tanta la belleza que no puede describirse! Toda la cultura del Oriente vagando en quince carros, tirados por animales desesperados de sed y hambre, y acechados por quienes llevan las antorchas para reducir toda el arte a cenizas: Ocurrió, en consecuencia puede volver a ocurrir y puede ocurrir en cualquier lugar. Primo Levy, siempre que tiene oportunidad me da razón de ello con un número tatuado en su brazo.

El mundo está aterrado, no hay persona que no esté desamparada; viuda y enferma, Li Qingzhao va pidiendo acogida y ayuda, como arena se deshacen sus quince carros de ilustración, sabiduría y progreso bajo los cascos de los bárbaros caballos: ahora ya vieja, me pregunto, ¿qué he hecho yo de mi vida? ¿Quién se apiadará de mí, de esta tristeza y soledad?

Cuantas veces la poesía tirada por quince carros, bajo la tormenta y la lluvia, va huyendo, ancladas sus alas en la rudeza del barro, de la barbarie y del fuego; pero esos bárbaros no aprenden nunca que los poetas siempre terminan planeando como volutas incandescentes sobre el tiempo y la historia y su voz es inextinguible; ellos se irán como lágrimas en la lluvia y los poetas permanecerán para siempre, bien quedó demostrado en un barranco de Granada: podría navegar allí en una barca ligera, pero quizá esta sea tan pequeña, tan frágil, que no pueda soportar el peso de tanta melancolía.

Con un libro de pastas rosas y letras ininteligibles, envuelto en un papel color esmeralda, he regresado a China. Fue en un tiempo cuando todos soñábamos con estar donde estábamos, que es la única y verdadera prueba de la felicidad: Estoy donde quiero estar.



























sábado, 2 de diciembre de 2017

NOSOTROS NO EMPEZAMOS EL FUEGO


Nosotros no empezamos el fuego, ya estaba ardiendo desde que el mundo gira, nosotros no empezamos el fuego. Pero intentamos apagarlo.

Estas clases de inglés, en las que ahora ando metido, con otros diecinueve valientes, para que no pueda decirse que yo no fui uno de esos hombres que pasó toda su vida estudiando ese idioma que los bárbaros sajones de más allá del Rhin llevaron a Britannia, me ha devuelto a la memoria una antigua canción de Billy Joel que, en un continuo recitado de nombres propios, alcanza a darnos una lección de Historia acerca de lo que ocurrió en el vertiginoso pasado siglo XX. Aquellos que sobrevivimos a ese último cuarto de siglo asociamos rápido nombres, vidas e historias; algunas, de lo más funestas, otras, no tanto.

Joseph Stalin, Malenkov, Nasser and Prokofiev, Rockefeller, Campanella, Communist Bloc, Roy Cohn, Juan Peron, Toscanini, Dacron, Dien Bien Phu Falls, "Rock Around the Clock", Einstein, James Dean, Brooklyn's got a winning team, Davy Crockett, Peter Pan, Elvis Presley, Disneyland, Bardot, Budapest, Alabama, Khrushchev, Princess Grace, Peyton Place, Trouble in the Suez.

¡Cómo apagar el fuego! Nosotros no lo empezamos, ya estaba ardiendo desde que el mundo gira y los que mandaban, ¡vaya panda!, tampoco ayudaron mucho. Pero intentamos apagarlo, a veces con conciencia y otras sin ella.


Harry Truman, Doris Day, Red China, Johnnie Ray
South Pacific, Walter Winchell, Joe DiMaggio
Joe McCarthy, Richard Nixon, Studebaker, Television
North Korea, South Korea, Marilyn Monroe
Rosenbergs, H-Bomb, Sugar Ray, Panmunjom
Brando, The King And I, and The Catcher In The Rye
Eisenhower, Vaccine, England's got a new queen
Marciano, Liberace, Santayana goodbye.

We didn't start the fire.
It was always burning since the world's been turning.
We didn't start the fire.
No, we didn't light it, but we tried to fight it.

No, nosotros no empezamos el fuego, pero donde fuimos intentamos apagarlo.

Little Rock, Pasternak, Mickey Mantle, Kerouac, Sputnik, Zhou Enlai, Bridge On The River Kwai, Lebanon, Charles de Gaulle, California baseball, Starkweather Homicide, Children of Thalidomide, Buddy Holly, Ben-Hur, Space Monkey, Mafia, Hula Hoops, Castro, Edsel is a no-go, U-2, Syngman Rhee, payola and Kennedy, Chubby Checker, Psycho, Belgians in the Congo.

Voy a aprovechar mis clases de inglés para recordar parte de la historia que he vivido o me contaron quienes la vivieron: Billy Joel o cómo dar una clase de Historia Contemporánea en una canción de cinco minutos.

El mundo sigue girando y ardiendo; nosotros no lo empezamos. Yo, que tuve la suerte de que mi padre fuese marino mercante y viviera en veinte países, y que por mi trabajo también me fuera permitido conocer algún que otro lugar en llamas, voy a recordar con una canción de cinco minutos fuegos pasados: Birth control, Ho Chi Minh, Richard Nixon back again, moonshot, Woodstock, Watergate, punk rock Begin, Reagan, Palestine, Terror on the airline, Ayatollah's in Iran, Russians in Afghanistan, Wheel of Fortune, Sally Ride, heavy metal suicide, Foreign debts, homeless Vets, AIDS, crack, Bernie Goetz, Hypodermics on the shores, China's under martial law, Rock and Roller cola wars, I can't take it anymore.

Como esto no tiene arreglo, It was always burning since the world's been turning.We didn't start the fire.No, we didn't light it, but we tried to fight it, voy a apagar el ordenador y salgo a tomar una copa en el primer pub que tenga a mano; igual me encuentro a alguien que no piense como yo, que no tenga mi religión, que le gusten otros libros o incluso que no le guste ninguno, y puede que con suerte hable un idioma diferente y tenga que hablar con él en esa lengua franca que trajo el siglo XX y que ahora estudio; para que no se diga que yo no fui uno de esos hombres que pasó toda su vida estudiando ese idioma que los bárbaros sajones de más allá del Rhin llevaron a Britannia.

Para no cambiar, mientras me visto, sigo escuchando a Billy Joel, y su hombre del piano...


Y con el hombre del piano me voy a dar un paseo por ese mundo que sigue ardiendo. Voy a ponerme otro gintonic, ciega solución a la verdad en los países modernos, porque nuestros fuegos no son como los de las estrellas, sin premeditación y sin pausa. ¡Qué le vamos a hacer!