sábado, 12 de marzo de 2016

OFICIO DE TINIEBLAS 5

El que esté limpio de crueldad reconfortada que tire la primera piedra a lo alto para que en su caída le parta la cabeza en dos.

Este último mes me he cruzado con Cela, casi sin querer, porque andando en busca de lectura en una biblioteca que recorro a menudo por lo cercana que la tengo, me tropecé con un ejemplar suyo situado en la estantería BQ-I-15-B y, cuando lo abrí por su primera página, me encontré con la sorpresa de que venía firmado por su puño y por su letra: Oficio de Tinieblas 5.

Pregunté si ese libro podría llevarse para leer en casa y aquí lo tengo. Dispongo de un mes para devolverlo.

Limítate a vivir tus lentos días sin hacer de tu propia vida un espectáculo ruidoso o molesto para los demás nadie ha de pagarte en la misma moneda pero eso debe importarte nada cuando la vida cobra entidad suficiente se puede echar por la borda todo lo demás.

Al Cela escritor lo he tenido que defender varias veces en conversaciones muy dispares, sobre todo porque, en seguida, se pretende entretejer vida, carácter y obra de un autor; sin entender que sólo los libros, verdaderamente ausentes del creador, son literatura. Me acojo aquí a la cita de Pierre Francastel: "La historia humana es la historia de los acontecimientos y no de las intenciones; y la historia de las artes es la de las obras y no la de los hombres".

La hipocresía es la segunda más estéril parcela del hombre detrás de la envidia y antes que la avaricia.

Al Cela humano también lo he defendido; sufragó junto con otros escritores el entierro de Miguel Hernández cuando murió en 1942 en la cárcel de Alicante; abogó por Julián Marías al final de la guerra civil cuando fue hecho prisionero porque no quiso dejar solo a don Julián Besteiro, único miembro del Consejo de Defensa de Madrid que no abandonó su puesto cuando todos huían; clamó contra el exilio interior de Vicente Aleixandre; cuando Gabriel Celaya y Alfonso Grosso, dos grandes de la literatura española del siglo XX, morían en la indigencia levantó, contra la olvidadiza administración, su voz de forma contundente; también tuvo que irse a publicar a la Argentina porque su magnífica novela La Colmena fue prohibida en España; cuando en 1941 en España andaban flirteando con los nazis, él, para tocar las narices, se puso dos nombres judíos Camilo José Manuel… Zacarías Levy, de tal forma que cuando ingresó en la RAE la comunidad judía de Buenos Aires le dio la enhorabuena porque un judío entraba en la Real Academia de la Lengua Española…

Estos fueron argumentos que tuve que esgrimir hace poco cuando, en una casposa celebración de gente de las ciencias y las artes a la que fui invitado, comentaron otros detalles acerca de su vida. Fue un gigante, les guste o no su carácter, sus respuestas para la galería o su hiperbólica vida. Les guste o no el espectáculo Cela.

Ahí están mis títulos académicos no los queméis dádselos al pescadero para que envuelva huérfanos pescadillos baratos ahí están mis medallas dádselas a una máscara pobre el martes de carnaval ahí están los cien libros que escribí disolvedlos con ácido y haced lo mismo con los originales lujosamente encuadernados dejad paso a quienes vienen detrás yo elegí la libertad.

Las obras literarias existen por sí mismas, aparte del autor o a pesar del autor; y Cela, como todos los grandes,terminará escondido en las universidades, los monasterios, las fundaciones culturales o los museos, y en algún clandestino lugar de la red ajeno a cualquier otra tendencia que no sea la cultural, y que, por supuesto, leerá poca gente.

No debe hastiarte el espectáculo de la muerte tiene siempre matices insospechados imprevistos sumamente fértiles no hay ningún otro objeto que pueda comparársele.

Su Oficio de Tinieblas, escrita en segunda persona, ese tú de alma inconmensurable, es una obra difícil de leer, si no directamente ilegible. Pero es un experimento que todos los artistas deberían hacer: encerrarse en un espacio cerrado, con la menor contaminación exterior posible y vomitar todo aquello que el alma le pide, sin las ataduras de la gramática, de las formas, ni del perseguido éxito; naturalmente lo que te sale no es una novela sino la purga del corazón. Con Oficio de Tinieblas 5, tocamos más el alma de Cela, ese Cela perennemente anclado al dolor, al coito desmesurado, a las islas inaccesibles, a la crueldad, al perdón. Ojalá muchos escritores a los que admiro hubieran escrito la purga de su corazón. Si crees que te vas a divertir leyendo Oficio de Tinieblas, no lo abras. Aunque te aseguro que si llegas al final volverás a abrirlo, por cualquier página, poco importa eso.

La amistad asexuada no existe sí existe su máscara a la que el hombre llamó amor platónico concepto mal traducido ya que el filósofo señalaba una noción abstracta y un corolario: al final el hombre se pierde en un juego de palabras pero retorna siempre al instinto los doce mandamientos de la ley de venus las dos advertencias y el corolario valen para la especie humana el hombre es el único animal que ignora el celo.

No hay arte sin experimentación, ni arte fácil, aunque lo parezca; tanto para el artista como para el receptor. Cela descubrió la llave del éxito pronto con La Familia de Pascual Duarte, pero no perseveró en esas formas, decidió mandar al carajo a editores y al dinero fácil y se embarcó en una lucha desaforada con el arte, igual se ayudó en demasía del espectáculo, o no lo midió bien; pero hay que agradecérselo porque le salió ajustada la partida.

No, tú ya sabes que ni entras ni tienes por qué entrar en el reparto de las aromáticas prebendas es algo a lo que debes ir acostumbrándote antes de que tu dolor llegue a echar raíces en la carne.

La palabra es la dueña del Oficio de Tinieblas y maneja con cuerdas de títeres a la imaginación y a la lógica intelectual. El corazón vomita palabras a ese tú protagonista rodeado y hastiado de sexo, pasiones, pecados, a su modo litúrgico, para edificar una lírica propia y absoluta. Hay un oficio parabólico un oficio de penitencia y soledad un oficio contenido un oficio sordo un oficio de la salvación… Adivinen cuál es ese oficio.

Yo, después de leer Oficio de Tinieblas 5, he decidido hacer un nuevo viaje a la Alcarria, recordando el primero que hice hace tiempo acompañado por tres mujeres de nombre Concepción. Jorge no podía faltar. Ricardo, corredor de maratones y compañero de carreras, tampoco.

Hay que plantearse las cosas con dificultad, es necesaria la pirueta en el vacío, abrir nuevos caminos; aunque se ignore con qué suerte, pero con gran honestidad.

Pronto, voy a volver a la Alcarria.

 






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