sábado, 19 de enero de 2013

DU FU, POESÍA ENTRE LOS BAMBÚES




Todas las cosas poseen belleza,
pero no todos la ven.

Kung Futsé

Cuando yo hacía escala en Amsterdam era primavera; y Du Fu estaba llegando tras un penoso viaje a Chengdu, la ciudad del brocado. Tenía cuarenta y siete años; y cuando comenzó el invierno, la rebelión de los sucesores de An Lushan se intensificó.

En el vuelo de Amsterdam a Beijing leí La Balada de Pengya, Frente a la Nieve, De Noche en el Cuartel General y Reflejos de Otoño. Soy lento leyendo versos. Du Fu llegó  a Chengdu antes que yo.
Empezó con ayuda de unos amigos a construirse una cabaña junto al río de las Cien Flores, aunque el sufrimiento en su alma y en su cuerpo no cejaba.


En el aeropuerto de Beijing esperé largas horas. Mientras tanto, Du Fu a orillas del río de las Cien Flores escribía sus poemas Aguas de Primavera, el Vecino del Norte y Espontáneo.

A medio día embarqué en un vuelo de las Líneas Aéreas Chinas y, después de hacer un poco de Tai Chi aconsejado por el personal de cabina, abrí mi libro de poemas y empecé a leer Aguas de Primavera, el Vecino del Norte y Espontáneo. Pura coincidencia tal vez.



Aguas de primavera

Tercera luna. Tantas olas como flores de durazno;
el río recobra su antiguo cauce.
Al alba el agua cubre toda la playa,
su color esmeralda sacude el portal de troncos.

Añado hilo y pesco con cebo perfumado;
junto bambú para regar el jardín.
Pajarillos sin número se bañan
empujándose unos a otros en descomunal alboroto.

Llegué a Chengdu con la foto de Jorge en el bolsillo, sabiendo que allí también estaba Du Fu ( o Tu Fu). Yo preguntaba por Du Fu o Tu Fu, tal como lo había visto escrito, y ellos me decían: "¿querrás decir To Zo?" . "Pregunto por el más grande poeta, que vive aquí junto a un río en una pobre cabaña". Y me contestaban: "Seguro que es To Zo". Yo al menos oía To Zo. 

Llegué al río de las Cien Flores y encontré su cabaña y sus versos escritos en la pared. Jorge ya estaba conmigo y mi fotógrafa particular escribía su propia historia con los pinceles de su cámara. Abrí mi pequeño libro de versos en la orilla del río y empecé a leer El loco:

Al oeste del puente de Diez mil leguas, una cabaña;
el agua del río de las Cien flores parece una torrentera.
El viento acaricia los bambúes gráciles y luminosos;
la lluvia humedece los rosados lotos de sutil prfume.

De mi viejo amigo, rico funcionario, no llegan cartas;
de mi pobre hijo famélico siempre, el color da lástima.
¿Suprimir las diferencias? Mejor ni pensarlo.
Me burlo de este loco. cuanto más envejece más loco se pone.

Naturaleza, sentimientos y vida siempre se respiran en sus versos y en los versos de todo China. Si hay alguien que consigue la comunión entre la naturaleza, el hombre y el universo son los poetas orientales. Nunca me encontré más cerca de la naturaleza que allí. El hombre parece minúsculo y la naturaleza, inmensa, parece que puede con todo.


La luna del río amarra al viento;
las estrellas del río despiden nuestra barca.
Cantan gallos al arrebol del alba;
se bañan garzas en el arroyo azul.

¿Quién sembró en sus claros límites?;
¿a dónde va sin prisa su rostro redondo?
Aunque no cesen de crecer mis penas,
al ocultarse admiro, extasiado, su gracia.

¿Hay una manera más hermosa de explicar la belleza del reflejo de la luna en un río, que puede hacer olvidar aunque sea por un momento los sufrimientos?.

Hablé durante medio día con Du Fu y me despedí de él con cierta nostalgia prometiéndole volver.



Nadie conoce esta región extraña;
somos, tal vez, los primeros en explorarla.
Es tiempo de volver, ¡lástima!
Fue la mejor excursión de mi vejez.

El dragón descansa acariciándose las escamas,
insensible e incapaz de moverse entre las rocas.
Habrá que venir cuando el sol apriete,
para admirarlo elevándose como tromba.


Volvimos a Beijing a arreglar algún que otro papel y seguí disfrutando con Jorge y mi fotógrafa particular de la naturaleza, del hombre y del universo.



Luego me enteré que Du Fu tuvo que huir otra vez; y que cuando navegaba por el lago Dongting, al sur del río Yangzi, murió de hambre dentro de su barca, como ha solido ocurrirle desde el principio de los tiempos a los poetas:

Junto al río, en el salón, anida un martín pescador;
en las tumbas importantes yacen unicornios.
Piensa bien en las leyes de la vida y disfrútala,
¿para qué ansiar renombre que estorbe al cuerpo? 



4 comentarios:

  1. Cuando llegas a cierta edad parece que no pasa nada pero el tiempo discurre y la vida transcurre, si que pasa si...lentamente pero ocurre.

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    1. Hola Carre, bienvenido de nuevo, tus palabras siempre hacen pensar:

      Soy Du Fu, señores, al que ustedes festejan;
      entusiastas, tras el vino, cantamos y bailamos con lanzas doradas.
      A caballo, recuerdo de pronto mis jóvenes años,
      y su paso veloz salpica los roquedales de Jutang.

      Cubierto de sudor rojo, babeando jade, mi caballo negro de crines amarillas
      decide seguir el ritmo del viento, ¿cómo adivinarlo?
      De pronto un paso en falso y... aquí estoy herido;
      en la vida seguir sus impulsos lleva a veces al desastre.

      Retornamos juntos al sol del oeste. No nos espera;
      bulliciosos nos animamos a vaciar nuestras copas transparentes.
      ¿Vale la pena venir a caballo hasta aquí para consolarme?
      Miren a Jinkang, aunque cuidadoso en vida terminó por ser ejecutado.

      Du Fu

      Escrbe Du Fu que uno puede ser cuidadoso y terminar, muerto y ejecutado como Jingkan. La idea final del poema es que a veces conviene darse el gusto de volver a sentir el viento en la cara galopando a caballo, aunque ya no nos cubran jóvenes años.
      Ése es un lugar común (junto al amor, el sufrimiento, la naturaleza, la luna...) en la poesía de cualquier parte del mundo

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  2. Mucha "rre", quizá porque sea mi final.
    Siempre te visito. Tus palabras mezcladas con las "apropiaciones indebidas/debidas, y los retratos de tu fotógrafa, siempre hacen que me ponga a pensar.

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    1. Me ha hecho falta ayuda para entender este comentario. ¡ qué torpeza la mia ! No caí en la rima consonante. Gracias por tu visita y por ayudarme a recordar que la prosa también tiene su ritmo y su escondida rima.

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