Hay lugares donde los niños viven como si el futuro no existiera, esos lugares donde apenas tendrán nombre, pero que todos sufrirán sin conciencia de ello, fieramente humanos, como auténticos niños que con sus ojos nos cuentan sus verdades bárbaras, terribles, llenos de una inconsciente vida amorosamente cruel.
Hay lugares de vértigo que achican nuestros pulmones provocando una asfixia que desconocemos, porque en nuestro mundo nos hemos acostumbrado a vivir siempre en el futuro perfecto. Y ayer estuve en ese lugar donde los niños, más solos que la vida, viven en un continuo de tinieblas en el futuro imperfecto que no existe.
Ayer, hasta el aire lo sentí excesivo mientras ellos reían, porque no eran conscientes de que estaban muy solos y que con toda probabilidad ni el pan de cada día ni las trece respiraciones por minuto podrían salvarlos como ellos creían.
No pueden ir a la escuela, no llegará una familia que los adopte, ni aparecerá el futuro por ninguna parte pintado bajo sus eternas sonrisas. Y sé muy bien que en unos años no estarán, y no estarán en ninguna parte porque hay lugares donde decir hasta mañana es decir hasta nunca. En unos años, no estarán en los sueños de nadie y su destino y porvenir seguirán sin existir.
Aquí no se mira el horizonte porque la casa es muy estrecha para tantos niños, porque no hay familia que note sus ausencias. Por eso, cuando me iba viendo sus sonrisas, y mis lágrimas, recordé aquellos versos que me devolvían al futuro imperfecto que les esperaba a esos inocentes: «Era mi dolor tan alto que la puerta de la casa de donde salí llorando me llegaba a la cintura. ¡Qué pequeños resultaban los hombres que iban conmigo».
Ayer estuve en un orfanato. Ayer estuve en una casa estrecha donde viven niños que solo tienen presente, que no fía mucho a largo plazo.
Pero soñé que abrían las adopciones en Mali y que se llenaban sus inocentes mejillas de besos vividos egoístamente como solo suyos, sin compartir con todos los demás niños esos amorosos labios que por fin eran ¡solo suyos! Besos únicos para cada uno de ellos.
¡Creemos un futuro perfecto antes de que nos coma a todos el futuro imperfecto de subjuntivo! ¡No está de más soñar que abren las adopciones en Mali!
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