domingo, 26 de abril de 2020

UN HIJO DE ARANY: SIEMPRE CON NOSOTROS



Cuando llegué a Bamako, me dijeron que mi compañero de viajes iba a ser un brigada húngaro que se encargaría de la fotografía y los audiovisuales. De Hungría guardaba los recuerdos de un peligroso Encuentro en Budapest de la mano de Sándor Márai, de andar Sin Destino con Imre Kertész por esos campos de la desolación y a mi derecha el mal absoluto, y también guardaba recuerdos de una literatura de Dezső Kosztolányi nueva y extraña; y, a veces, simple en su sintaxis, corrompida por traidores traductores del original.

Llegué a Bamako un 15 de diciembre y ese mismo día me fui al despacho a hacer una especie de rápido relevo; al entrar, en la esquina del contenedor tras dos pantallas de ordenador, allí estaba Víktor.  Tras él, un dibujo con unas palabras escritas en húngaro y una foto de un orfanato de Mali. Era un dibujo del escritor János Arany y debajo una frase que yo no entendía pero que con el diccionario en la mano pude traducir como: "Y aquí el mayor de los destinos, compañero; ser humano lo es todo a todas las edades". Buena definición de nuestro trabajo, de nuestra vida, me dije. Y si encima le gusta tener el dibujo de un escritor cubriendo su espalda, nos llevaremos bien. Así que me presenté, él se presentó y desde ese momento dio comienzo la misión en Mali. Desde entonces hemos andado muchísimo río Níger hacia el Norte, río Níger hacia el Sur; poco después se unió al equipo un hijo de Pessoa, Paulo, que lo hizo más fuerte y con un verbo más sonoro.

Han sido meses de trabajo duro, los tres, de muchas salidas; de tomar té maliense donde comprábamos el periódico, de acompañar a los distintos cursos y actividades, de ir a esos lugares que solo parecen hermosos cuando estas de vuelta; de ver amanecer en la ribera del Níger, de dolernos con quienes parecen abandonados; de pasar la noche donde nos dijeron y que bautizamos como el hotel de las seis estrellas; de dar vida a la página web con las noticias, con vídeos y con mil historias; de tomar nota a cada paso. De estar siempre atento. De decirme, ¿quieres que vaya contigo?; no, quédate en el coche; entonces ten mucho cuidado; y yo sabía que no me perdías de vista.

Ya estás de vuelta en casa, en Hungría. No pudimos, ni Paulo ni yo, despedirnos de ti ni con un abrazo; ya sabes, todos esos días que te prescribieron con poco roce. Ahora has vuelto a casa y andas por el lago Balatón, el lago de los sueños, con otra prescripción al poco roce. No te preocupes que lo del aislamiento es una moda, pronto estarás con tu familia. Aquí seguimos Paulo y yo, ahora con un periódico, además del trabajo y con las mil novedades que tú conoces, siempre hay algo que hacer.

Descansa, que te lo has ganado por cuanto has trabajado y por cómo eres; y cuida de tu familia que han estado mucho tiempo sin ti. Hijo de Arany, así habla el poeta de Toldi: Pasan por largas líneas cerradas. Todo el ejército hablando de Toldi. Todo el mundo tiene una palabra buena y amable para él; Todo el mundo le da una cara sonriente. Amigo, ¿por qué no te unes a la batalla? Los hombres jóvenes como tú tienen un alto precio allí, créeme. Así hablo yo de ti, créeme.

Aquí nos quedamos un hijo de Pessoa y otro de Cervantes, seguimos trabajando.

Gracias por todas esas fotos y por la costumbre que tenías de fotografiarme cuando andaba arrastrándome. Aquí nos quedamos dos, pero seguimos siendo tres.





Nunca jugué un mejor partido de fútbol que con este chaval, nada más vernos, de la nada, saco un balón pinchado y comenzó a pasármelo, adivinó rápido que yo tenía una buena zurda. Ni mi partido en el Carranza, ni mi debut en Tercera División contra el Rota, me dio tanta alegría.






Dónde se ha visto que en las fotos aparezcas más alto que tu teniente coronel, ¡anda agáchate!














2 comentarios:

  1. Veo ahora esta entrada, y me alegra ver que no hay manera de que dejes de escribir :-); y muy bien, por supuesto.
    Creo recordar, de no sé dónde ni cuándo, que al Níger le llaman "padre Níger". Pero puede que me lo invente, es el peligro de los y las poetas.
    Así que el Níger os cuide, y sigáis siendo muchos Víktor, Paulos, y Norbertos. Un abrazo.
    (Hoy, S. Isidro: ya sabes, por aquí, sólo el Manzanares¡¡ Y gracias)

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    1. Hola, Esther, me alegra que te guste esta pequeña historia. Seguiremos viviendo todos los ríos, Níger incluido. Nos vemos pronto. Gracias a ti por leer estas palabras. Un fuerte abrazo.

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