lunes, 6 de julio de 2020

LAS MAREAS NO SUELEN EQUIVOCARSE; FICCIÓN Y REALIDAD, ESO ES EL MUNDO


Pues resulta que mi bisabuelo Pascual Pareja era práctico, y se hizo con la barra del Guadalquivir el 19 de julio de 1936.

Y resulta que mi tío abuelo, casado con una de sus hijas, era uno de los dos cabos de carabineros de Sanlúcar; uno era él y otro José Canalejos. Él se puso a favor del Alzamiento, que terminó imponiéndose en Sanlúcar para beneficio de toda la logística del bando nacional, y Canalejos no lo secundó.

Cuando derrotaron a los leales a la República, en el juicio le preguntaron por qué se había sublevado y su respuesta fue: Yo no me he sublevado, los que se han sublevado han sido ustedes. Cuando se corrió la voz de que un cabo de Carabineros se había “sublevado” mi bisabuela le dijo a mi abuela: "Estate tranquila que Diego no tiene nada que ver con éso". Y también hablaban del farero y de cuando lo fusilaron, y que no es cierto todo lo que se cuenta de esa historia. Y me hablaban de Manuel Ureña que estuvo tres años escondido como un topo en su casa de la calle Benegil.

Y también resulta que mi abuelo, el Lima, casado con otra hija del práctico Pascual Pareja que ha dado mucho juego a mis invenciones, factor de trenes como su padre, era presidente de Acción Republicana, muy azañista y aseguran que usó la violencia contra los nacionales.

Y también me dijeron cuando les enseñé el libro de la Historia de Sanlúcar de Pedro Barbadillo, que don Pedro en algunas cosas que decía andaba un poco despistado.

Cuando empecé a escribir nada me importó la verdad, sino tener una historia que creciera sola y donde lo más importante era la forma como se contaba.

De ahí salió Las Mareas no Suelen Equivocarse. Después de escribirla y por obra de Juan Alcón me enteré de la última publicación de Excidio en Forum Libros (Librería FORUM) de Manuel Barbadillo y los Cien Capítulos de Retaguardia de Domínguez Lobato en Editorial Toro.

Le pregunté a mi tío por este libro y me dijo que un ejemplar Lobato se lo regaló a su padre, con dedicatoria y que le dijo que fue una pena que no hubiese hablado con él acerca de estos hechos.

Cuento todo esto para decir que Las Mareas no suelen Equivocarse es una novela. Ellos me contaban su vida y yo inventaba. Ficción y realidad, eso es el mundo.












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